sábado, 8 de noviembre de 2008

PROMOCIONANDO COMIDA INSANA:

McDonald's promociona su comida como 'nutritiva', pero la realidad es que es comida basura -mucha grasa, azúcar y sal, y baja en fibra y vitaminas.
hace 19 horas

Una dieta de este tipo esta vinculada a mayores riesgos de enfermedad cardiaca, cáncer, diabetes y otras enfermedades. Su comida también contiene muchos aditivos químicos, algunos de los cuales pueden causar mala salud, y hiperactividad en niños. No olvides también que la carne es la causa de la mayor parte de incidentes con envenenamiento por alimentos. En 1991 McDonald's fue responsable de una epidemia de envenenamiento por alimentos en Reino Unido, en la cual la gente sufrió varios daños serios en el riñón. Con los modernos métodos de granja intensiva, otras enfermedades -ligadas a los residuos químicos o a practicas no naturales- se han vuelto un peligro para la gente también (tal como las vacas locas).


¿Por qué es comida peligrosa?, ¿qué la diferencia de otro tipo de alimentos? La respuesta es la clase de ingredientes que lleva y los nutrientes que aporta. Son comidas con una alta cantidad de proteínas de origen animal, abundante cantidades de azucares, grasas saturadas, colesterol y sodio, aporte nulo de fibras y vitaminas. Además, hablamos de comidas con un elevado número de calorías que difícilmente va el consumidor a quemar a lo largo del día. Otro detalle en su composición alarmante es el alto número de aditivos como conservantes, colorantes y potenciadotes de sabor, que generan el hábito de consumir este tipo de comida y a su vez, la adicción. Sí, como suena, existen ingredientes que pueden producir adicción y que hace que el consumidor de este tipo de comidas sienta el deseo de repetir en el mismo restaurante o acudir con mayor asiduidad.




Contra la obesidad
Prohibirían la comida chatarra en las escuelas
Es lo que proponen dos proyectos de ley
Noticias de Ciencia/Salud: anterior siguiente Domingo 25 de junio de 2006 Publicado en diario de hoy
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Alumnos de la Escuela Nacional de Comercio N° 9, de Lugano, acuden al quiosco a la hora del recreo
Foto: Hernán Zenteno
En un intento por ponerle freno al avance de la epidemia de sobrepeso y obesidad infantil, legisladores porteños y de la provincia de Buenos Aires proponen medidas drásticas para que los más chicos adopten una alimentación más saludable.

Dos proyectos de ley establecen la prohibición de la venta de gaseosas y de alimentos hipercalóricos e hipergrasos en las escuelas para fomentar una mayor presencia de frutas y productos lácteos en la dieta infantil.

Al mismo tiempo, en la provincia de Córdoba, un programa piloto del Ministerio de Educación ha puesto al alcance de los alumnos frutas y verduras a precios accesibles, lo que está logrando que caiga la venta de golosinas durante los recreos.

Para quienes trabajan en obesidad infantil, las razones detrás de las propuestas son claras: “El 75% de los alimentos que se venden en las escuelas tiene un excesivo contenido de grasas y de calorías”, dijo a LA NACION el doctor Sergio Britos, director asociado del Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil (Cesni), autor de un estudio que evaluó la oferta alimenticia en veinte escuelas de la Capital y del Gran Buenos Aires.

“Se necesitan políticas gubernamentales para hacer frente a la actual epidemia de obesidad infantil”, opinó la doctora Carmen Mazza, jefa del Servicio de Nutrición del hospital Garrahan. La experta en nutrición pediátrica justificó esa necesidad con un solo dato: “Uno de cada cuatro chicos en el país, de entre 10 y 19 años, está excedido de peso, según reveló una encuesta realizada por la Sociedad Argenitna de Pediatría (SAP)".

Las propuestas que actualmente están siendo debatidas en las legislaturas porteña y bonaerense se encuentran en sintonía con otros proyectos antiobesidad que ya han puesto en marcha varios países desarrollados. En los Estados Unidos, por ejemplo, una ley federal ha establecido recientemente la reducción progresiva de la oferta de alimentos poco saludables en las escuelas.

En ese país, hasta algunas de las principales empresas alimenticias se han sumado a la propuesta: Pepsi, Coca-Cola y Cadbury Schweppes anunciaron el mes pasado que retirarán sus bebidas gaseosas o con adición de azúcar de los colegios estadounidenses.

Mientras tanto, hoy, en las escuelas argentinas, los chicos tienen a su disposición alimentos que distan bastante de poder ser catalogados como "snacks saludables", y que se asemejan más a la definición básica de "comida chatarra": alimentos con excesivo contenido de calorías y de grasas.

"En nuestro estudio sobre los alimentos que se venden en las escuelas de Capital y Gran Buenos Aires nos hemos encontrado con alfajores que contienen más de 300 calorías, y que en combinación con una gaseosa suman unas 500 calorías, que es lo que un chico, que requiere entre 1500 y 1600 calorías diarias, debe consumir en una de sus comidas principales", advirtió el doctor Britos.

Qué dicen los proyectos
"Lo que propongo es que se limite la posibilidad de que en los colegios primarios se instalen máquinas expendedoras que vendan productos hipocalóricos, como contribución a la lucha contra la obesidad infantil", dijo a LA NACION el legislador porteño kirchnerista Helio Rebot, autor de un proyecto que actualmente se debate en la Comisión de Usuarios y Consumidores, y en la de Salud, y que en su artículo primero establece:

"Queda prohibida la instalación y el uso de máquinas expendedoras de alimentos y/o bebidas, con excepción de lácteos y bebidas naturales o hipocalóricas, en los Establecimientos Educativos a los que concurran alumnos de nivel primario ubicados en la ciudad de Buenos Aires, tanto públicos como privados con subvención estatal."

Para Rebot, "ayudar a limitar el expendio sin control de alimentos hipercalóricos es una forma de ayudar a los padres a que sus hijos hagan un cambio en sus hábitos de alimentación en favor del consumo de comida más sana".

Por su parte, el legislador bonaerense radical Luis Bruni ha presentado un proyecto de similar espíritu, que propone que se elabore una lista de alimentos saludables que puedan ser vendidos en las escuelas de esa provincia.

En su artículo 8°, el proyecto de ley establece: "Prohíbese la venta en los establecimientos educativos de aquellos productos que no estén incluidos en ese listado en razón de ser considerados desfavorables para ser incluidos en la dieta de los menores."

¿Qué alimentos tiene en la mira el proyecto de Bruni? "En los colegios de España -dijo a LA NACION el legislador-, las máquinas expendedoras de jugos y gaseosas están prohibidas. Lo que buscamos es que se vendan en los quioscos de las escuelas alimentos más saludables, como los yogures, los lácteos y las frutas."

Bruni va incluso más allá, y plantea una prohibición que se base también en la forma en que son promocionados ciertos productos alimenticios: "Prohíbese la comercialización de productos en los que se incluyan figuritas, stickers, juguetes o cualquier otro incentivo para favorecer el consumo de aquellos alimentos que no sean propicios para incluirse en la dieta infanto-juvenil", puede leerse en el proyecto que actualmente es analizado por la Comisión de Salud de la Legislatura bonaerense.

Cambio de hábitos
Pero más allá de la buena voluntad de los legisladores, ¿es posible modificar positivamente los hábitos alimentarios de los chicos a través de un simple cambio en la oferta de los alimentos que cotidianamente se les ofrecen?

La doctora Mazza aporta una respuesta: "En estas edades, los chicos aceptan los cambios. Por otro lado, está demostrado que ningún cambio en la alimentación es aceptado si el alimento nuevo es probado menos de entre 8 y 10 veces. Si al primer intento se lo deja de ofrecer, los chicos no aprenderán a comerlo. Si uno persiste de buenas maneras, en cambio, la conducta alimentaria puede ser modificada".

Un cambio en la actual oferta de los quioscos escolares, en favor de los lácteos y las frutas y en detrimento de las golosinas y las gaseosas, según sugirió la médica nutricionista, "sería una buena manera de empezar a enseñar buenos hábitos alimentarios desde el colegio".
"Es importante que las escuelas tomen una conducta más activa en la prevención del sobrepeso y la obesidad infantil", concluyó la doctora Mazza

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